EL SISTEMA HORMONAL
La
información química sin duda constituyó la primera forma de comunicación
intercelular en los organismos. Cuando las distancias entre las
células son cortas, las moléculas de señalización se mueven por difusión
desde donde son producidas hasta donde actúan, las células blanco. Cuando las
células blanco se encuentran a una considerable distancia, las moléculas de señalización
son transportadas por el torrente sanguíneo. Las neuronas constituyen un
canal de comunicación más rápido y directo. Son células especializadas en la
producción y transmisión de señales eléctricas -el impulso nervioso - y
conducen información a grandes distancias. Ambos sistemas interactúan
estrechamente y también comparten muchos mecanismos de comunicación. La
relación entre ellos se conoce como el sistema neuroendrocrino, un sistema
integrado de regulación homeostática.
Tanto
los vertebrados como los invertebrados presentan hormonas. La estructura
química, así como los efectos de las hormonas de los invertebrados suele
diferir sustancialmente de las de los vertebrados. En general, el sistema
endocrino provee una comunicación más lenta que la provista por el sistema
nervioso, pero más generalizada.
Las
hormonas son moléculas señalizadoras secretadas en una parte de un organismo,
que difunden o, en los vertebrados, son transportadas por el torrente
sanguíneo a otros órganos y tejidos, donde ejercen efectos específicos. Las
principales glándulas endocrinas de los vertebrados incluyen la hipófisis, el
hipotálamo, el tiroides, las paratiroides, la corteza suprarrenal y la médula
suprarrenal, el páncreas (también una glándula exocrina), la pineal y las
gónadas (ovarios o testículos).
La
producción de muchas hormonas es regulada por sistemas de retroalimentación
negativa que involucran al lóbulo anterior de la glándula hipófisis y al
hipotálamo.
El
hipotálamo es la fuente de por lo menos nueve hormonas. Estas hormonas actúan
estimulando o inhibiendo la secreción de otras hormonas por parte de la hipófisis
anterior. Además de producir hormonas peptídicas (en algunas ocasiones
llamadas hormonas liberadoras) que actúan sobre el lóbulo anterior de la
hipófisis, el hipotálamo produce las hormonas antidiurética (ADH) y
oxitocina, que son almacenadas en el lóbulo posterior de la hipófisis y
liberadas desde allí.
La
hipófisis se encuentra bajo la influencia directa del hipotálamo. Según
las hormonas que reciba del hipotálamo, la hipófisis produce hormonas
tróficas que, a su vez, estimulan a las glándulas blanco para que produzcan
otras hormonas. Estas hormonas actúan luego sobre la hipófisis o el
hipotálamo (o sobre ambos) inhibiendo la producción de las hormonas tróficas.
Además de producir las hormonas tróficas, el lóbulo anterior de la hipófisis
también secreta somatotrofina (hormona del crecimiento) y prolactina. La
producción de la hormona tiroidea y de las hormonas esteroides de la corteza
suprarrenal y gónadas es regulada por el sistema hipotálamo-hipófisario.
La
glándula tiroides produce la hormona tiroxina, un aminoácido combinado con
cuatro átomos de yodo. Esta glándula se encuentra bajo la influencia de su
hormona estimulante (TSH) secretada por la hipófisis.
Las
glándulas suprarrenales están compuestas por dos zonas claramente
diferenciables en cuanto a su estructura y a su función: la corteza y la
médula suprarrenal. La corteza suprarrenal -la capa externa de la glándula-
es la fuente de varias hormonas esteroides. En los seres humanos hay dos
grupos principales de hormonas esterorides: los glucocorticoides y los
mineralocorticoides. La médula suprarrenal está formada por células
neurosecretoras cuyas terminales secretan adrenalina y noradrenalina en el
torrente sanguíneo.
Las
células de los islotes del páncreas son la fuente de tres hormonas implicadas
en la regulación de la glucosa sanguínea: la insulina, el glucagón y la
somatostatina. El azúcar sanguíneo también se encuentra bajo la influencia de
la adrenalina (epinefrina) y la noradrenalina (norepinefrina) -que se liberan
de la médula suprarrenal en situaciones de estrés-, el cortisol y otros
glucocorticoides, liberados de la corteza suprarrenal en tiempos de estrés, y
la somatotrofina.
La
glándula pineal es la fuente de melatonina que interviene en la regulación de
los cambios fisiológicos estacionales y de los circadianos. Esta glándula
secreta una hormona, la melatonina, en forma rítmica e interviene en la
regulación de los cambios fisiológicos estacionales y de los ritmos
circadianos.
Las
prostaglandinas son un grupo de ácidos grasos que se asemejan a otras
hormonas, pero que frecuentemente actúan sobre los mismos tejidos que las
producen. Se forman en casi todos -si no en todos- los tejidos del cuerpo y
afectan funciones tan diversas como la contracción del músculo liso, la
aglutinación de plaquetas y la respuesta inmune.
Las
hormonas actúan al menos por dos mecanismos diferentes. Algunas entran
libremente a las células, se combinan con un receptor intracelular y ejercen
una influencia directa sobre la transcripción de RNA. Otras se combinan como
moléculas receptoras sobre la superficie de las membranas de las células blanco,
la combinación hormona-receptor puede ingresar al citoplasma o puede provocar
la liberación de un "segundo mensajero" que desencadena una serie
de acontecimientos dentro de la célula.
La
neuroendocrinología estudia la interacción entre los sistemas endocrino y
nervioso. Por un lado, la actividad neuronal controla la secreción hormonal
de muchas glándulas, en general a través del sistema nervioso autónomo.
Asimismo, el ambiente hormonal, a través de la interacción con receptores
específicos, modifica la actividad nerviosa, regulando comportamientos tan
variados como la conducta sexual, la agresividad o la conducta alimenticia.
Evolución de los
sistemas endocrinos
En
los invertebrados, es de fundamental importancia la función de
las células neurosecretoras, que están implicadas en procesos
reproductores, metabólicos, de muda o de pigmentación en insectos, anélidos o
crustáceos, entre otros.
En
los insectos, las hormonas son esenciales para muchos procesos
vitales, en particular, para los relacionados con el crecimiento y la
metamorfosis. Entre ellas podemos mencionar la ecdisona (u hormona de la muda)
o la hormona juvenil (que inhibe la aparición de los caracteres adultos
durante estadios tempranos de desarrollo). En algunos insectos se han
caracterizado hormonas que controlan la producción de orina. Esto es
extremadamente importante en los insectos hematófagos, dado que luego de
chupar sangre debe eliminarse rápidamente el exceso de agua.
Varios neurotransmisores con
función neurohormonal son comunes a vertebrados e invertebrados; por ejemplo,
la noradrenalina se ha encontrado en los insectos y los anélidos.
Dentro de los vertebrados existe una marcada similitud en la estructura y
función de las glándulas. Por ejemplo, hormonas que regulan el
metabolismo en mamíferos, como las de la glándula tiroides, son también
responsables de la metamorfosis en anfibios. Las hormonas que controlan los
ciclos sexuales regulan también el comportamiento sexual, como la
territorialidad, la agresividad o la diferenciación de
los fenotipos relacionados con la búsqueda de pareja y el
apareamiento.
Una introducción a las
glándulas y a las hormonas
Las hormonas son
producidas por una variedad de tipos celulares diferentes: células
epiteliales del tubo digestivo, células musculares
cardíacas, leucocitos, o células dañadas o infectadas. Existe una
distinción entre glándulas exocrinas y endocrinas: las primeras secretan sus
productos en conductos que comunican con el medio externo; las segundas secretan
sus productos en el torrente sanguíneo (o, con más precisión, en los fluidos
extracelulares, de donde difunden al torrente sanguíneo).
Las
principales glándulas endocrinas del cuerpo de los vertebrados secretan tres
tipos químicos generales de hormonas: esteroides, péptidos o proteínas,
y derivados de aminoácidos. Las hormonas son activas en cantidades muy
pequeñas y se encuentran bajo un control estricto. Un aspecto de este control
es la regulación de su producción. Con muy pocas excepciones, las hormonas se
encuentran bajo control de retroalimentación negativa. Además, son
degradadas rápidamente en el cuerpo.
En
las glándulas exocrinas (a), como las glándulas mamarias de las hembras de
mamífero, o las glándulas sudoríparas de la piel humana, secretan sus productos
por un conducto. En las glándulas endocrinas (b), como la hipófisis y el
tiroides, secretan sus productos directamente en el líquido intersticial. De
allí, estos compuestos -las hormonas- difunden hacia los vasos sanguíneos y
se transportan por el cuerpo hacia los tejidos blanco.
El hipotálamo
El hipotálamo es
la fuente de por lo menos nueve hormonas que actúan ya sea
estimulando o inhibiendo la secreción de otras hormonas por parte de
la hipófisis anterior. Se trata de péptidos pequeños que son producidos
por células reurosecretoras hipotalámicas y viajan sólo unos pocos
milímetros hasta la hipófisis a través del sistema porta.
Entre
las varias hormonas hipotalámicas podemos mencionar: la TRH, hormona
liberadora de tirotrofina que estimula la liberación de tirotrofina (TSH) de
la hipófisis; la hormona liberadora de gonadotrofina (GnRH), que controla la
liberación de las hormonas gonadotróficas LH y FSH; la somatostatina, que
inhibe la liberación por parte de la hipófisis de la hormona del crecimiento
somatotrofina.
El
hipotálamo es también la fuente de dos hormonas que se almancenan en la
hipófisis posterior y desde allí son liberadas: son la oxitocina y
la hormona antidiurética (ADH). La oxitocina acelera el momento
del nacimiento incrementando las contracciones uterinas durante el parto y es
también responsable de la secreción de la leche que ocurre cuando el niño
comienza a mamar. La ADH o vasopresina disminuye la excreción de agua por los
riñones, incrementando la permeabilidad de las membranas de las células en
los conductos colectores de los nefrones, de modo que se reabsorbe más agua
desde la orina hacia la sangre.
El
hipotálamo se comunica con el lóbulo anterior de la hipófisis a través de un
pequeño sistema porta. Las células neurosecretoras del hipotálamo secretan
hormonas liberadoras o inhibidoras (flechas marrones) directamente en
capilares que están unidos por venas porta a una segunda red capilar de la
hipófisis anterior, donde las hormonas hipotalámicas afectan la producción de
las hormonas hipofisiarias (flechas amarillas). Otras células neurosecretoras
hipotalámicas producen oxitocina y hormona antidiurética (ADH)(flechas
rojas), que son transmitidas al lóbulo posterior de la hipófisis a través de
las fibras nerviosas. Después de su liberación desde las terminales nerviosas
en la hipófisis posterior, estas hormonas difunden en los capilares y entran
así a la circulación general.
La glándula hipófisis
La glándula
hipófisis fue considerada como la glándula "maestra" del
cuerpo, pues es la fuente de hormonas que estimulan los órganos
reproductores, la corteza de la glándula suprarrenal y
el tiroides. Sin embargo, son las hormonas del hipotálamo las
que estimulan o, en algunos casos, inhiben la producción de hormonas
hipofisarias.
La
hipófisis, del tamaño de un poroto, está situada en la base del cerebro,
en el centro geométrico del cráneo. Está formada por tres lóbulos: el
anterior, el intermedio y el posterior. El lóbulo anterior es la fuente de al
menos seis hormonas diferentes, producida cada una por células distintas. Una
de éstas es la somatotrofina, la cual estimula la síntesis proteica
y promueve el crecimiento de lo huesos. Esta hormona también afecta
el metabolismo de la glucosa, inhibiendo la absorción y la oxidación de
glucosa por algunos tipos de células. También estimula la degradación
de ácidos grasos, conservando así la glucosa. La hipófisis anterior
también produce prolactina, que estimula la secreción de leche en los
mamíferos. Su producción es controlada por una hormona inhibidora producida
por el hipotálamo.
Las
hormonas tróficas secretadas por la hipófisis anterior actúan sobre otras
glándulas endocrinas regulando sus secreciones. Una de estas hormonas
tróficas es la TSH o tirotrofina, la hormona que estimula las células de la
glándula tiroides incrementando la producción y liberación de la hormona
tiroidea tiroxina. La hormona adrenocorticotrófica (ACTH) tiene una relación
reguladora similar con la producción de cortisol, una de las hormonas
producidas por la corteza suprarrenal. Las otras dos hormonas tróficas
secretada por la hipófisis anterior son las gonadotrofinas -hormonas que
actúan sobre las gónadas u órganos productores
de gametos (testículos y ovarios)-. Son las hormonas
foliculoestimulante (FSH) y luteinizante (LH).
Las
hormonas trópicas están indicadas con una flecha azul. Cada una de las seis
hormonas diferentes producidas se sintetizan por células especializadas
distintas. La capacidad de respuesta de un tejido a la acción de una hormona
depende de la presencia de receptores específicos de membrana a los cuales se
unen las hormonas.
En
muchos vertebrados, el lóbulo intermedio de la hipófisis es la fuente de la
hormona estimulante de los melanocitos. En los reptiles y los anfibios, esta
hormona estimula los cambios de color asociados con el camuflaje o con
patrones de comportamiento como la agresión y el cortejo. En los humanos, en
los cuales la secreción de hormona está notablemente disminuida, sus
funciones se desconocen. El lóbulo posterior de la hipófisis almacena las
hormonas producidas por el hipotálamo.
Las glándulas tiroides
El tiroides,
bajo la influencia de su hormona estimulante (TSH) secretada por
la hipófisis, produce la hormona tiroxina, que es
un aminoácido combinado con cuatro átomos de yodo.
La
tiroxina (o, más bien, su producto metabólico, la triyodotironina) acelera la
tasa de respiración celular. En algunos animales desempeña también
un papel central en la regulación de la temperatura. La glándula tiroides
también secreta la hormona calcitonina en respuesta a niveles crecientes de
calcio. La acción principal de la calcitonina es inhibir la liberación del
ion calcio por parte de los huesos.
Nótense
los cuatro átomos de yodo en su estructura. La triyodotironina difiere de la
tiroxina en que tiene menos átomos de yodo en el anillo que lleva el OH. Dado
que se necesita yodo para la tiroxina, éste es un componente esencial de la
dieta humana. Cuando el yodo está presente en el suelo, está disponible en
pequeñas cantidades en el agua potable y en las plantas. En muchos países, la
sal de mesa habitualmente es yodada artificialmente.
La glándula
paratiroides
Las glándulas paratiroides
están ubicadas por detrás o dentro de la tiroides. Producen
la hormona paratiroidea -parathormona-, que desempeña un papel
esencial en el metabolismo mineral, en especial en la regulación de los iones
calcio y fosfato, que existen en una relación recíproca en la sangre.
La
hormona paratiroidea incrementa de varias maneras diferentes la concentración
del ion calcio en la sangre. Estimula la conversión de vitamina D a
su forma activa; a su vez, la vitamina D activa produce un incremento de la
absorción de iones calcio del intestino. La hormona paratiroidea también
reduce la excreción del ion calcio de los riñones. Además, estimula la
liberación en el torrente sanguíneo de calcio de los huesos.
Así,
la hormona paratiroidea y la calcitonina trabajan como un mecanismo
delicadamente ajustado que regula el calcio de la sangre y en el que la
hormona paratiroidea aparentemente desempeña el papel principal. La
producción de ambas hormonas está regulada directamente por la concentración
de iones calcio en la sangre. La hormona paratiroidea, además, eleva la
excreción de fosfato por los riñones (lo que hace descender el nivel de fosfato
de la sangre).
a)
Las glándulas paratiroides, del tamaño de una arveja, son las más pequeñas
glándulas endocrinas conocidas. Producen la parathormona que aumenta la
concentración de calcio en la sangre. La calcitonina, producida por la
glándula tiroides, disminuye la concentración de calcio en sangre.
b)
Regulación de la concentración de calcio en la sangre. Cuando el nivel de
calcio en la sangre es alto, el tiroides secreta calcitonina que inhibe la
disolución de calcio procedente de los huesos. Cuando la concentración de
calcio en la sangre es baja, las glándulas paratiroides secretan parathormona
que estimula la liberación de calcio a la sangre; estimula la absorción de
calcio por las paredes intestinales.
Las glándulas
suprarrenales
Las glándulas suprarrenales
-o adrenales- se sitúan por encima de los riñones, y están compuestas por dos
zonas claramente diferenciables en cuanto a su estructura y a su función: la
corteza y la médula suprarrenal. Las glándulas suprarrenales -o adrenales- se
sitúan por encima de los riñones, y están compuestas por dos zonas claramente
diferenciables en cuanto a su estructura y a su función: la corteza y la
médula suprarrenal.
La
corteza suprarrenal es la fuente de varias hormonas esteroides.
Algunos de estos corticosteroides representan pasos intermedios en la
síntesis de varias hormonas, aunque la mayoría de ellos tienen alguna
actividad hormonal. En los seres humanos hay dos grupos principales de
esteroides adrenocorticales: los glucocorticoides y los mineralocorticoides.
El
cortisol es un glucocorticoide y la aldosterona es un mineralocorticoide. Las
hormonas de ambos grupos son esteroides, identificados por su estructura
característica de cuatro anillos. Como puede verse, las diferencias en la
estructura molecular del cortisol y la aldosterona son menores; sin embargo,
sus papeles fisiológicos son profundamente diferentes.
Los
glucocorticoides promueven la formación de glucosa a partir
de proteínas y grasas y disminuyen la utilización de glucosa por la
mayoría de las células, excepto las del cerebro y del corazón. Así
se priorizan las actividades de estos órganos vitales a expensas de otras
funciones corporales. La liberación de glucocorticoides se incrementa durante
períodos de estrés. Los glucocorticoides actúan en forma complementaria a la
del sistema nervioso simpático.
Los
glucocorticoides, además, suprimen las respuestas inflamatoria e inmune lo
que explicaría por qué en situaciones de estrés uno se encuentra más
susceptible a enfermarse. Dadas sus propiedades inmunosupresoras, el cortisol
y otros glucocorticoides se utilizan a veces en el tratamiento de
enfermedades autoinmunes y en reacciones alérgicas graves; pero pueden tener
efectos colaterales serios en altas dosis.
Las
hormonas de la corteza suprarrenal son secretadas en respuesta a la hormona
adrenocorticotrófica o corticotrofina (ACTH), que a su vez es liberada por la
glándula hipófisis § en respuesta a la estimulación
del hipotálamo a través de la CRH (hormona liberadora de
corticotrofina).
Como
ocurre con la tiroxina, la secreción de glucocorticoides es inhibida por
la retroalimentación negativa ejercida sobre el hipotálamo y la hipófisis
y también intervendría una interleucina secretada
por monocitos y macrófagos. La evidencia actual sugiere que
las actividades inmunosupresoras de los corticosteroides pueden ser parte del
mecanismo normal de regulación que interrumpe las respuestas inflamatoria e
inmune cuando han finalizado su trabajo. Este tipo de interacciones se
encuentra bajo control del sistema nervioso central; así, no sólo se
habla de interacciones neuroendocrinas, sino también de aquellas
neuroinmunes.
Un
segundo grupo de hormonas secretadas por la corteza suprarrenal son los
mineralocorticoides, como la aldosterona. Estos corticoides intervienen
en la regulación de iones, particularmente sodio y potasio. El sodio es
el principal catión extracelular, y por lo tanto, el más importante
electrolito del plasma y del fluido extracelular. Influye en
las membranas plasmáticas de todas las células -sobre todo en las
membranas de tejidos excitables como el neuronal o el muscular-, y
también es fundamental en la regulación del volumen de agua y la presión
sanguínea. La concentración del ion potasio, al ser el principal electrolito
intracelular, se mantiene estrechamente regulada, y cambios en sus niveles
pueden tener consecuencias graves para las funciones cardíaca y cerebral.
Los
mineralocorticoides afectan el transporte de iones a través de las membranas
celulares de los nefrones y, así, tienen efectos importantes en las
concentraciones iónicas de la sangre y en la retención y pérdida de agua por
parte del cuerpo. Un aumento en la secreción de aldosterona provoca una mayor
reabsorción de sodio en el túbulo distal y en el conducto
colector del nefrón e incrementa la secreción de potasio en ellos. La
aldosterona actúa junto con el sistema renina-angiotensina. La renina es una enzima liberada
por los riñones en respuesta a la reducción en la presión sanguínea
causada, por ejemplo, por una disminución en el consumo de sodio. La renina
activa la conversión del angiotensinógeno (producido en el hígado) en
angiotensina lo que, a su vez, aumenta la presión sanguínea en forma directa;
además, aumenta la secreción de aldosterona. La aldosterona también aumenta
la presión en forma indirecta, a través de un aumento de la reabsorción de
sodio en los túbulos renales.
Además
de los glucocorticoides y los mineralocorticoides, la corteza suprarrenal
produce pequeñas cantidades de hormonas sexuales masculinas en varones y
mujeres.
La
médula suprarrenal, la porción central de la glándula suprarrenal, constituye
una modificación de un ganglio del sistema simpático, una
división del sistema nervioso autónomo. Está formada por células
neurosecretoras cuyas terminales
secretan adrenalina y noradrenalina en el torrente
sanguíneo. Estas hormonas incrementan la frecuencia y la fuerza del latido
cardíaco, la presión sanguínea, la respiración y dilatan las vías
respiratorias. También incrementan la concentración de glucosa en el torrente
sanguíneo. La médula suprarrenal es estimulada por fibras nerviosas
simpáticas y, así, refuerzan la actividad simpática, responsable de las
actividades de "ataque o huida".
Las
estructuras químicas de la adrenalina y la noradrenalina (epinefrina y
norepinefrina), hormonas secretadas por la médula suprarrenal. Estos
compuestos son aminoácidos modificados conocidos como catecolaminas,
caracterizados por anillos de seis lados que tienen dos grupos de hidroxilos.
Son sintetizados a partir del aminoácido tirosina.
Páncreas
El páncreas es
una glándula con una función hormonal dual. Por un lado
secreta hormonas de actividad
exocrina, enzimas hidrolíticas y soluciones de pH básico, ambas con
acción digestiva. Por otra parte, tiene una función endocrina llevada a cabo
por las células de los islotes de Langerhans del páncreas, fuente
de insulina y glucagón, que intervienen en la regulación del
metabolismo de la glucosa. La insulina es secretada en respuesta a un
incremento en la concentración de azúcar o de aminoácidos en la
sangre y baja la concentración de azúcar en la sangre, estimulando su absorción
y utilización de glucosa por las células y su conversión en glucógeno.
Cuando hay una deficiencia de insulina, como ocurre en personas con diabetes
mellitus, la concentración de azúcar en la sangre se incrementa tanto que
no toda la glucosa que entra al riñ+on puede ser reabsorbida. La
pérdida de glucosa está acompañada por pérdida de agua y la deshidratación
resultante, que puede llevar a un colapso de la circulación, es una de las
causas de muerte en un diabético no tratado.
El
glucagón incrementa la concentración de azúcar en la sangre, estimula la
degradación de glucógeno a glucosa en el hígado y la degradación de grasas
y proteínas, lo que disminuye la utilización de glucosa por parte de las
células.
La
somatostatina, encontrada originalmente en el hipotálamo, ha sido ahora
también aislada de un tercer tipo de células de los islotes del páncreas. Es
liberada del páncreas durante la digestión y ejerce una variedad de efectos
inhibidores en el tubo digestivo que ayudan a regular el ritmo la glucosa y
otros nutrientes absorbidos por el torrente sanguíneo. Sin embargo, la
función más caracterizada de la somatostatina es de tipo local, por la cual
inhibe la secreción de insulina y glucagón. En este circuito también existe
una inhibición de la secreción de glucagón por parte de la insulina.
a) Cuando
la concentración de azúcar en la sangre es baja, el páncreas libera glucagón,
que estimula la degradación de glucógeno y la salida de glucosa del hígado.
b) Cuando la concentración de azúcar en la sangre es elevada, el páncreas
libera insulina, que "retira" la glucosa del torrente sanguíneo
incrementando su absorción por las células y promoviendo su conversión en
glucógeno. c) En condiciones de estrés, la ACTH estimula a la corteza
suprarrenal que produce cortisol y otras hormonas relacionadas,
incrementándose la degradación de proteínas y su conversión en glucosa en el
hígado. Al mismo tiempo, la estimulación de la médula suprarrenal por el
sistema nervioso autónomo produce la liberación de adrenalina y
noradrenalina, que también elevan la concentración de azúcar en la sangre. La
hormona de crecimiento y la somatostatina también afectan los niveles de
glucosa en la sangre.
La glándula pineal
La glándula pineal
es pequeña y está ubicada cerca del centro del cerebro en los seres
humanos, mientras que en los vertebrados inferiores se encuentra en una
posición más superficial. Contiene células sensibles a la luz.
La
glándula pineal secreta la hormona melatonina en forma rítmica, con
valores máximos durante la noche y una rápida caída durante el día. La
exposición a la luz durante el ciclo de oscuridad interrumpe la producción de
melatonina. Esta hormona es capaz de movilizar los pigmentos de la piel
y aclararla en ciertos animales como las larvas de anfibios, pero su función
más conservada a lo largo de la escala zoológica tiene que ver con su
secreción nocturna: actúa como una señal de la noche. Dado que la longitud de
la noche varía de acuerdo a la estación del año, la secreción de melatonina
puede ser también interpretada como un "calendario" biológico que
responde al fotoperíodo.
La
melatonina inhibe el desarrollo de las gónadas en
algunas especies; su producción aumenta en el invierno y disminuye en el
verano, participa de los procesos de cambio de actividad y volumen gonadal en
animales de reproducción estacional y en los seres humanos puede ester
implicada en la maduración sexual.
La
melatonina parece ser capaz de mover las agujas del reloj biológico y así, se
propone que su administración podría ser eficaz para acelerar los ajustes
frente a cambios de hora como los producidos luego de vuelos transmeridiamos
de larga duración (jet-lag). Efectivamente, existen receptores para la
melatonina en los núcleos supraquiasmáticos del hipotálamo, sede
del reloj biológico circadiano en mamíferos y que podrían ser
parte de un mecanismo de control de los ritmos biológicos.
Prostaglandinas
Las prostaglandinas se
encuentran entre las más potentes de todas las sustancias producidas y
liberadas por las células.
Desde
su descubrimiento inicial, en el semen, se han identificado un gran número de
prostaglandinas, todas ellas relacionadas estructuralmente, pero con una
variedad de efectos diferentes y, a veces, directamente opuestos. Las
prostaglandinas son un buen ejemplo de hormonas locales, que actúan
sobre las mismas células (autocrinas) que las secretan o en la vecindad de
ellas (paracrinas).
Aunque
las prostaglandinas tienen propiedades hormonales, difieren de otras hormonas
en varios aspectos significativos: 1) Son ácidos grasos. 2) Son producidas por
las membranas celulares de casi todos -si no todos-
los órganos del cuerpo. 3) Sus tejidos blancos son generalmente los
mismos tejidos en los que son producidas. 4) Producen efectos notables en
concentraciones extremadamente bajas.
Además,
se liberan en cantidades muy pequeñas y son degradadas rápidamente por
sistemas enzimáticos del cuerpo. Las prostaglandinas participan en la
contracción muscular necesaria para el movimiento del semen y
también en las contracciones uterinas durante el parto. También juegan un
importante papel en la regulación de la temperatura por parte
del hipotálamo y en las respuestas inflamatorias: los efectos
antipiréticos y antiinflamatorios de las aspirinas tienen que ver con la
inhibición de la síntesis de prostaglandinas.
Entre
las prostaglandinas se encuentra un grupo de sustancias conocidas como
leucotrienos, que son producidos principalmente por los
distintos leucocitos que intervienen en las respuestas inflamatoria
e inmune. Los leucotrienos incluyen las interleucinas liberadas por
los linfocitos T colaboradores activadas, así como una variedad de
moléculas liberadas por macrófagos y mastocitos estimulados.
Mecanismos de acción de
las hormonas
La
mayoría de las hormonas diseminan sus mensajes por todo el
organismo. Que estos mensajes sean o no recibidos y ejerzan su acción depende
tanto del tejido blanco como de la hormona. Los tejidos blancos pueden ser
receptores en ciertas circunstancias y no serlo en otras. Por ejemplo, una
hormona puede ejercer su acción sólo cuando está actuando en concierto con
otras hormonas. La clave para esta especificidad de la acción hormonal radica
en las moléculas de receptores que tienen configuraciones muy
precisas que les permiten unirse a una molécula en particular.
Las
hormonas ejercen su acción al menos por dos mecanismos diferentes: algunas
entran a las células, se combinan con un receptor intracelular y ejercen una
influencia directa sobre la transcripción de RNA; otras se
combinan como receptores sobre la superficie de las membranas de las células
blanco, la combinación hormona-receptor puede ingresar
al citoplasma o puede provocar la liberación de un "segundo
mensajero" que desencadena una serie de acontecimientos dentro de la
célula.
Las
hormonas esteroides son relativamente pequeñas, solubles en
lípidos. Por eso entran libremente a las células y se combinan con un
receptor intracelular en el citoplasma de sus células blanco.
Las
hormonas proteicas y peptídicas, así como
varios aminoácidos modificados, no pueden atravesar la membrana
plasmática y actúan por la combinación con receptores de las membranas de las
células blanco. Este es el caso de las hormonas catecolaminas, peptídicas y
proteicas, tales como la adrenalina, la insulina y el glucagón, que se
combinan como moléculas receptoras sobre la superficie de las membranas de
las células blanco. La combinación hormona-receptor puede ser llevada al
citoplasma por endocitosis mediada por receptor, o la combinación
puede provocar la liberación de un "segundo mensajero". Éste, a su
vez, desencadena una serie de acontecimientos dentro de la célula que es
responsable de los resultados finales de la actividad hormonal. El AMP
cíclico ha sido identificado como el segundo mensajero en muchas de
estas interacciones.
a) La
hormona soluble en lípidos atraviesa la membrana celular hacia el citoplasma.
En su célula blanca, la hormona encuentra un receptor específico al cual se
une. El complejo hormona-receptor pasa luego al núcleo (b), donde se inicia
la transcripción de mRNA a partir del DNA. c) Después del procesamiento, el
mRNA es traducido a proteína. d) Dependiendo de las hormonas y de la célula
blanco en particular, la proteína recién sintetizada puede ser una enzima,
otra hormona u otro producto que generan cambios que constituyen la respuesta
celular de la hormona.
a) El
AMP cíclico actúa como un "segundo mensajero" en diferentes tipos
de células. El AMP cíclico se forma a partir del ATP.
b) La
adrenalina provoca una cascada de reacciones amplificadoras en las células
hepáticas. La unión de unas pocas moléculas de adrenalina a sus receptores
específicos en la superficie externa de la membrana celular inicia una serie
de reacciones enzimáticas que resultan en la liberación de una cantidad muy
grande de glucosa en la sangre.
En
otras células, la interacción hormona-receptor resulta en un aumento en los
niveles citoplasmáticos del ion calcio, a partir de su liberación de
reservorios intracelulares. El calcio puede activar una proteína regulatoria,
la calmodulina, que activa enzimas como proteína-quinasas o fosfatasas,
iniciando así otra cadena de transducción de señales que amplifican el
mensaje original de la hormona.
Además
de compartir los mismos segundos mensajeros, se ha encontrado que muchas
hormonas de mamíferos se encuentran en otros grupos de animales. Por ejemplo,
existe insulina en las moscas de la fruta, en las lombrices de tierra, en los
protistas, en los hongos y hasta en E. coli.
Estos
descubrimientos de la universalidad de las hormonas son otros tantos ejemplos
del largo hilo de historia evolutiva que engarza a todos los organismos.
Interacciones entre el
sistema nervioso y el sistema hormonal
Los
dos grandes sistemas de comunicación interna del organismo, el sistema
endocrino y el nervioso, no sólo complementan estrechamente sus funciones
sino que también controlan mutuamente sus acciones. El estudio de esta
continua interacción constituye la neuroendocrinología.
Por
una parte, se pueden considerar los casos de comunicación
entre células o moléculas -como la inervación glandular- en la que
el sistema nervioso envía una señal química (el neurotransmisor) y
controla la secreción de la hormona en cuestión. Las moléculas liberadas
por las neuronas a la circulación (en lugar de ser secretadas hacia
el espacio sináptico) reciben el nombre de neurohormonas.
Por
otra parte, las hormonas liberadas por las diversas glándulas del
organismo pueden actuar a nivel del sistema nervioso central mediante la
interacción con receptores específicos y así, modificar el
comportamiento del individuo. De esta manera, el sistema endocrino es capaz
de influenciar el comportamiento sexual o incluso el nivel de agresividad.
La
interacción neuroendocrina es también responsable del control del comportamiento
alimentario.
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Como parte de aprendizaje, las estudiantes de 3er año del Instituto Superior Ramón Menéndez Pidal dieron comienzo a un blog con todos los contenidos trabajados en el área de Ciencias Naturales y su Didáctica II... (Río Cuarto-Córdoba-Argentina)2013
sábado, 16 de noviembre de 2013
Sistema Hormonal
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